El Cristal...
Su mente era una quimera. Los recuerdos se agolpaban en su cabeza. Eso nunca le había pasado. Es más, si alguien se lo hubiera dicho se habría reído de la ocurrencia... ¿enamorarse de un sueño...?
Eso es imposible.
Ahora se encontraba atrapado. Atrapado por un sueño que existe pero que no podía alcanzar. Vagaba por la calle taciturno, sin rumbo... su meta era inalcanzable.
De vez en cuando se paraba echando sus manos al rostro, como no queriendo ver la realidad. Soñaba en poder estar con ella, en acariciar sus mejillas, en besar sus labios. La veía en todos los sitios pero no la podía coger entre sus brazos.
¿Por qué te escapas mi amor...?, repetía una y otra vez.
Soñaba despierto en poder alcanzar esa meta tan lejana, en poder recoger su sueño y guardárselo consigo para siempre...
Era tarde.
O quizás, demasiado pronto.
Sus amigos le decían que se olvidara, que eso no era real, que era producto de su imaginación, que con el tiempo pasaría. Pero el renegaba de todos y no quería escucharles. ¡Qué sabían ellos de eso!.
El se resignaba a creerles.
Mientras tanto el tiempo pasaba. Los calores de ese verano iban cediendo espacio a las hojas amarillas y lánguidas del otoño.
Y mientras tanto, todos los días él se asomaba a un trocito de cristal por el que se veía el exterior. Era un trocito pequeño, minúsculo comparado con las cosas que se podían ver a través de él. Era un cristal extranjero, japonés o chino o algo de eso, con una lucecita verde que destellaba cuando se encendía para mirar a ese exterior maravilloso lleno de sentimientos.
Y así sigue. Mirando a través de ese cristal esperando que algún día llegue su amada y pueda junto con ella... compartir la eternidad...
Saikio Shore...
...El último Caballero Samurai...
(21-Agosto-1999)
(21-Agosto-1999)
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