"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

Tengo un poco de Amergim, hijo de MIL... a veces Guerrero, otras Bardo, Druida, Juez ó Poeta...Supongo que los que me conocen entenderán lo que los ingleses llaman "Bard mood", humor de Bardo... tan pronto alegre como triste, tan pronto de broma como serio.

Tan cambiante como el clima de Irlanda... tan imprevisible...

De nuevo abro las puertas de mi corazón al mundo... porque las puertas de mi alma... ya están rotas...


RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)

RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)


Después de casi un año que dejé olvidado este bloc, regreso a la carga...

...poco a poco iré añadiendo mis "Pensamientos en Voz Alta...", mis "Paranoias...", aquellas letras que desde hace más de una década fueron llenando las páginas de un libro que nunca vio la luz...

Hoy de nuevo, la luz del recuerdo me invade, y a pesar de lo que piensen u opinen de mi aquellos que me conocen, no voy a guardar por más tiempo mis pensamientos...

Junto a mis "Pensamientos..." (a mi me gusta llamarlos "Paranoias..."), añadiré de vez en cuando relatos de otros autores (firmados, por supuesto) que me han llamado la atención en alguna ocasión.

Espero sepan leer mis "paranoias", pues a veces son pensamientos que sólo expresan sentimientos sin sentido, otras sólo son fantasías sin ningún enlace con la realidad, pero en todas ellas expreso algo entre líneas...


...es una suerte para aquellos que son como yo... (cobardes...), lo que se puede llegar a decir a través de las letras.


Hasta muy pronto...

Dewa Matta...

viernes, 23 de mayo de 1997

La Luna... (1ª Parte)

LA LUNA (1ª Parte)


Para mi Luna,
que grabó con sangre y luz de brasas mi corazón.

"Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final
Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar.
S. RODRÍGUEZ "


Nuala y Oonagh revoloteaban de aquí para allá entre las flores, viendo como el sol se ponía en el horizonte, disfrutando de otro día de la eterna primavera que era para ellas la vida.

Jugaban con la hierba, volaban por entre las ramas de los árboles, y debajo de una de ellos vieron algo que llamó su atención. A la sombra de un fresno, un hombre anciano descansaba, recostada su espalda contra el árbol. Nuala y Oonagh se acercaron curiosas al hombre. Lo hicieron despacio, con cuidado de no despertarlo. Lo miraron bien, de arriba abajo, viendo su ropa gastada, su apariencia frágil. Aquel hombre estaba muy delgado y su pelo y su barba estaban sucios y lacios. Al principio les produjo una sensación de intranquilidad que estuvo a punto de hacerlas huir, pero una segunda mirada más profunda les reveló cosas más importantes. Una sobre todo: aquel hombre tenía un semblante apacible, sereno, dichoso en su sueño.

Las dos se sentaron sobre una flor frente al viejo. Deseaban hablar con él pero no querían despertarlo. Quizás estaba soñando con algo bonito y agradable y a ellas no le gustaba estropear nada así. De modo que esperaron, confiando en que el viejo despertase antes de que los últimos rayos del sol desapareciesen tras el horizonte.

Y mientras esperaban, disfrutaron de la belleza de aquel lugar, tan cercano a su casa, entre las colinas cubiertas de verde y sedosa hierba que acariciaba sus pequeños pies, y aquellos viejos árboles que tanto sabían pero que nada contaban. Nuala y Oonagh pensaron en lo felices que eran en aquella tierra, juntas, libres, amigas.

Y perdidas en esos pensamientos, el tiempo pasó volando. Y el sol se ocultó y la luna llena brilló en todo su esplendor allá arriba en el cielo.

-Nuala, deberíamos irnos. Ya se puso el sol.
-Espera... Está abriendo los ojos.

El viejo acostado junto al fresno levantaba los párpados, y las miraba con in disimulado interés.
Aquellos ojos... Nuala nunca había visto tanta felicidad reflejada en una mirada. Y además eran tan bonitos... Oonagh se mantuvo en el aire como hipnotizada. Sólo podía recordar otra mirada como la de aquel viejo, y había sido hacía tanto tiempo y en un hombre tan especial, que el corazón se le encogió con la impresión. Realmente aquel hombre parecía feliz. Pero no como son felices la mayoría de los hombres y las mujeres, no. Aquel hombre seguro que había conocido la verdadera felicidad que sólo puede venir del amor más puro y fuerte.

-Hola bonitas.

La voz del hombre las hizo despertar de su trance.
Nuala y Oonagh se acercaron más a él, aún con un poco de reparo, porque aquel era un hombre especial, podían sentirlo.
-¡Qué haditas tan lindas! ¿Cómo os llamáis?

No estaban acostumbradas a ser tratadas así, y menos a que un hombre se comportase de tal forma con ellas. Eso y la serenidad que irradiaba aquella figura les ganó el corazón y quedaron prendadas de él. Se sentaron en sus rodillas y respondieron a su pregunta.

-Yo me llamo Nuala y ella es Oonagh. ¿Quién eres tú?
-Yo soy... creo que olvidé mi nombre. Hace tanto tiempo que no lo uso para nada... Pero podéis llamarme como queráis.

Oonagh se adelantó y haciendo una reverencia dijo:

-Te llamaré Naoise, pues me recuerdas a alguien que conocí hace mucho.

El viejo pareció complacido.

-Me gusta ese nombre - dijo -. Creo que fue una buena elección. Cosa normal si tenemos en cuenta lo bonitos que son vuestros nombres, Oonagh y Nuala. Muy bonitos, si señor. Nombres bonitos para unas haditas más lindas todavía.

Nuala y Oonagh se pusieron coloradas ya que no escuchaban cumplidos muy a menudo, y menos procedentes de un humano. Definitivamente les gustaba aquel hombre.

-¿Qué haces por aquí, Naoise? No te había visto antes por las colinas.

El viejo no pareció darse por enterado de la pregunta.

-¿Oíste lo que dijo Oonagh, Naoise?
-Sí, sí. Es sólo que estaba pensando. ¿Que qué es lo que hago aquí? Nada. Vivir.

Las dos hadas se miraron mutuamente sin entender muy bien lo que quería decir el viejo. Nuala dijo:

-¿Por qué no estás en tu casa? ¿No tienes una familia esperándote?

El hombre sonreía. Levantó la mirada hacia la luna y respondió en voz muy baja.

-No, no tengo una casa donde pasar las noches y tampoco mujer e hijos, si es eso a lo que te refieres con “una familia”.

Nuala agachó la cabeza, y Oonagh siguió hablando.

-Lo siento. Nuala no quería... Pareces tan feliz... Y sin embargo estás solo. Y no puedo imaginar nada peor que eso.

El viejo la miró cariñosamente a los ojos.

-Tienes razón. No hay desgracia mayor en el mundo que sentirse solo. Pero yo no me siento así. No tengo casa, es cierto, y no la necesito. Y mi familia, bueno, puede que todo el mundo sea parte de ella, incluso vosotras.

Alargó las manos y les dijo:

-Venid aquí. Os voy a contar una historia.
Las dos hadas se acercaron al viejo y se posaron en sus manos con los ojos bien abiertos mirando su cara.

Y comenzó a hablar...

CONTINUARÁ...
Saikio Shore...
El último Caballero Samurai...


(23-Mayo-1997)

No hay comentarios:

Publicar un comentario