"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

Tengo un poco de Amergim, hijo de MIL... a veces Guerrero, otras Bardo, Druida, Juez ó Poeta...Supongo que los que me conocen entenderán lo que los ingleses llaman "Bard mood", humor de Bardo... tan pronto alegre como triste, tan pronto de broma como serio.

Tan cambiante como el clima de Irlanda... tan imprevisible...

De nuevo abro las puertas de mi corazón al mundo... porque las puertas de mi alma... ya están rotas...


RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)

RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)


Después de casi un año que dejé olvidado este bloc, regreso a la carga...

...poco a poco iré añadiendo mis "Pensamientos en Voz Alta...", mis "Paranoias...", aquellas letras que desde hace más de una década fueron llenando las páginas de un libro que nunca vio la luz...

Hoy de nuevo, la luz del recuerdo me invade, y a pesar de lo que piensen u opinen de mi aquellos que me conocen, no voy a guardar por más tiempo mis pensamientos...

Junto a mis "Pensamientos..." (a mi me gusta llamarlos "Paranoias..."), añadiré de vez en cuando relatos de otros autores (firmados, por supuesto) que me han llamado la atención en alguna ocasión.

Espero sepan leer mis "paranoias", pues a veces son pensamientos que sólo expresan sentimientos sin sentido, otras sólo son fantasías sin ningún enlace con la realidad, pero en todas ellas expreso algo entre líneas...


...es una suerte para aquellos que son como yo... (cobardes...), lo que se puede llegar a decir a través de las letras.


Hasta muy pronto...

Dewa Matta...

lunes, 26 de mayo de 1997

La Luna... (4ª Parte y FIN)

LA LUNA (4ª Parte y FIN)


(Parte IV)

Y él cayó en un profundo sueño. Y por primera vez en mucho tiempo, descansó.
CONTINUARÁ...


Fueron el ruido del mar y el sonido de las gaviotas los que le hicieron despertar a la mañana siguiente. Abrió los ojos y vio el sol en un cielo limpio de nubes, y buscó a la mujer. Pero no estaba por ninguna parte. No sabía ni como se llamaba, ni donde vivía. ¿Cómo volvería a verla? En ese mismo instante recordó algo que había dicho ella, que estaría siempre allí. Decidió marcharse y volver por la noche para encontrarla de nuevo, o eso esperaba.

Así que cogió el coche y volvió a la ciudad.

Pasó el día haciendo lo mismo de siempre, pero algo había cambiado dentro de él. Hablaba con la gente, sonreía. A más de uno le extrañó aquel comportamiento pero a él no le importaba. Era feliz.

Cuando por fin llegó la noche, la luna brillaba de nuevo en el cielo, y él salió de casa, dispuesto a encontrarse con aquella mujer. Condujo rápido, deseoso de llegar cuanto antes a la playa. Y cuando por fin llegó, su corazón latía con fuerza. Rezaba para que ella estuviese allí. Pensaba que no sería capaz de soportar no volver a verla.
Se dirigió al lugar donde se habían encontrado la noche anterior. La luna lo seguía. Y cuando por fin llegó a aquel lugar, nada. No había nadie, y la luna seguía brillando en el cielo. Se sentó allí a esperar. Una hora, dos horas, sus esperanzas iban desvaneciéndose poco a poco.

Levantó los ojos hacia la luna, la que había sido su amada y lloró. Las lágrimas cayeron por sus mejillas, mientras pensaba en aquella mujer que en un instante había sido capaz de conquistar su corazón y llevarse su alma.

La luna se reflejaba en el mar y cuando bajó la vista, con las lágrimas todavía recorriendo su cara, vio a través de ellas aquel reflejo. Pero lo que vio en realidad no fue la luna, sino el rostro de aquella mujer, que le decía adiós y hola al mismo tiempo.
Y aquellos ojos que lo envolvían todo.

Y comprendió. Comprendió que su sueño más preciado, su ansia más querida, se había hecho realidad. Su amada había estado junto a él por una noche. El había compartido la noche con la luna. Y eso fue algo que no olvidó nunca.

Porque supo que había conocido el amor.

Un amor profundo y sincero. El verdadero amor que lo da todo y no pide nada a cambio. Y ese amor fugaz le hizo conocer la felicidad. Y ya nunca volvió a sentir la pesadumbre de la tristeza o del dolor, ni nunca más estuvo solo. Porque aunque la felicidad sólo dura un instante, su recuerdo dura toda la vida, y el amor perdura más allá de la vida y de la muerte”.

Nuala y Oonagh estaban sentadas en el regazo del viejo, con lágrimas cayendo por sus pequeñas mejillas rosadas.

-Nunca habíamos escuchado una historia tan triste y tan bonita. Me gustaría conocer a aquel hombre, Nuala.

Pero Nuala no era capaz de hablar. Miraba al viejo a los ojos y en su corazón sentía toda la pena y toda la felicidad de aquel hombre. Y no era fácil de aguantar. Cuando por fin pudo articular las palabras dijo:

-Eras tú, ¿verdad?
-Lees muy bien en los ojos de la gente, mi pequeña Nuala. Sí, era yo.

Oonagh se aferró al cuello del viejo, mientras Nuala flotaba hasta ponerse a la altura de sus labios, para darle un pequeño beso, pero que llevaba consigo más amor del que la mayoría de los hombres llega a conocer. Y con la luna ya alta en el horizonte, Nuala y Oonagh invitaron al viejo a ir con ellas a un lugar donde sus recuerdos vivirían para siempre.

Y Naoise, el viejo sin nombre, se fue con ellas. Y el recuerdo del hombre que amó a la luna permanecerá mientras haya hadas para contar su historia.

Y mientras haya hombres con el corazón abierto, las hadas seguirán estando entre nosotros, y seguramente cada hombre encontrará a su propia luna.

Slán agat, mo chairdre

Saikio Shore...
...El Último Caballero Samurai...

(23-Mayo-1997)

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