"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

"MI REFUGIO... EL REFUGIO DEL GUERRERO..."

Tengo un poco de Amergim, hijo de MIL... a veces Guerrero, otras Bardo, Druida, Juez ó Poeta...Supongo que los que me conocen entenderán lo que los ingleses llaman "Bard mood", humor de Bardo... tan pronto alegre como triste, tan pronto de broma como serio.

Tan cambiante como el clima de Irlanda... tan imprevisible...

De nuevo abro las puertas de mi corazón al mundo... porque las puertas de mi alma... ya están rotas...


RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)

RESURGIENDO... (OTRA VEZ...)


Después de casi un año que dejé olvidado este bloc, regreso a la carga...

...poco a poco iré añadiendo mis "Pensamientos en Voz Alta...", mis "Paranoias...", aquellas letras que desde hace más de una década fueron llenando las páginas de un libro que nunca vio la luz...

Hoy de nuevo, la luz del recuerdo me invade, y a pesar de lo que piensen u opinen de mi aquellos que me conocen, no voy a guardar por más tiempo mis pensamientos...

Junto a mis "Pensamientos..." (a mi me gusta llamarlos "Paranoias..."), añadiré de vez en cuando relatos de otros autores (firmados, por supuesto) que me han llamado la atención en alguna ocasión.

Espero sepan leer mis "paranoias", pues a veces son pensamientos que sólo expresan sentimientos sin sentido, otras sólo son fantasías sin ningún enlace con la realidad, pero en todas ellas expreso algo entre líneas...


...es una suerte para aquellos que son como yo... (cobardes...), lo que se puede llegar a decir a través de las letras.


Hasta muy pronto...

Dewa Matta...

miércoles, 14 de febrero de 2007

La Sombra de la Luz de la Luna... (PARTE II)

La Sombra de la Luz de la Luna... (PARTE II)




Después del cine, del que había salido llorando como una magdalena, la sorprendió de nuevo. Estiró su mano, y muy gentilmente le obsequió con un pañuelo de algodón, blanco y liso, que ella utilizó para camuflar los desastres que aquella película había causado en un, ya de por sí, escaso maquillaje. De todas formas, aquello no fue la sorpresa, eso vino después, cuando al intentar devolvérselo dijo:

-No hace falta, puedes quedártelo... -ella se quedó, como una tonta, con el pañuelo en la mano, sin saber que hacer con él, ¿debía insistir para devolvérselo, o tenía que meterlo en su bolso de buenas a primeras?

Aún pensaba la respuesta cuando él continuó hablando:

-¿Te gusta pasear? - le preguntó.
-Sí y más de noche, bajo las estrellas, con la brisa que siempre corre cuando el aire empieza a enfriarse porque el sol se ha ocultado.
-Pues conozco un sitio perfecto para hacerlo...

Ella aceptó encantada, y él, la condujo a aquel paraje solitario, a aquel mirador en medio de la ciudad que nunca había acertado a descubrir a esas horas.

Paseaban por una rambla de árboles a los que aquella brisa que ella había comentado unos minutos antes agitaba sus ramas... hacían ruido, siseante y lejano, como si entre ellos sólo pudiesen hablar mediante murmullos. Eso despertó su curiosidad científica, y comenzó a imaginar que era lo que podían estar diciendo aquellos personajes... legendarios... estáticos... que veían pasar el tiempo mucho más lentamente de lo que pudiese hacerlo cualquier humano...

Un ligero golpe de viento hizo que sus brazos, cubiertos por una ligera prenda de lana se erizasen. Se los cogió a la vez que un fastidioso escalofrío hacía que el vello que la había dejado la depilación en el cuerpo, se pusiese firme como un soldado durante la instrucción.

Él, casi sin dejar tiempo a que ella se quejase, se quitó la cazadora negra que le cubría y se la puso sobre los hombros.

Aquella fue la primera vez que estuvieron tan cerca el uno del otro.
...Él resultó embriagado por las suaves, casi imperceptibles gotas de perfume con las que había aderezado la piel de su cuello...
...Ella permanecía con la vista baja, observando como las sombras, que sus cuerpos proyectaban gracias a la luz de la luna, se unían en una amorfa, pero aún así cálida, figura.

Cerró sus ojos y alzó la vista justo hasta que quedó perpendicular al horizonte. Los potentes rayos de la luna que se reflejaban en aquella lechosa y agujereada superficie... atravesaron sus párpados e iluminó con luz blanca y difusa sus globos oculares...
Guiado por el deseo... por el infrenable deseo que aquel lugar y aquella situación le cincelaban en su corazón, hizo que ella se diese la vuelta y guiado por el instinto, la besó...

Ambos acabaron extasiados, nunca habían besado así ni sentido aquello de un simple contacto carnal...
Uno porque aquel era la primera vez que lo hacía, otra porque nadie de la gente que había conocido la había hecho sentirse así...

Avergonzados de lo que había sucedido, se separaron y caminaron uno al lado del otro sin que ninguno se atreviese a romper el grueso y frío muro de hielo que se había formado a su alrededor.

-Lo siento -se disculpó al fin el muchacho-, nunca debió haber sucedido...
-No te preocupes -dijo ella comprensiva-, cosas como estas no suelen suceder si no lo desean los dos -explicó. Después divertida sonrió.
-Por lo menos te ha hecho gracia, ya es algo...
-No me reía de eso, tonto, he sonreído al recordar una bonita leyenda que cuentan en el pueblo de mi padre.
-Explícamela... dime...
-Verás, los ancianos del lugar -comenzó a decir solemne, dándole algo de misterio al asunto-, dicen que si una pareja de enamorados se besan a la luz de la luna mientras sus sombras están unidas, la suerte les acompañará toda la vida...
-Pues me temo que se ha equivocado... por lo menos esta noche -comentó una tercera voz.
[CONTINUARÁ...]


Saikio Shore...
...El último Caballero Samurai...


(14-Febrero-2007)

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